La rodocrosita nos da nueva energía, haciéndonos más alegres y menos propensos a la depresión. Cuando “todo está bien” en nuestra propia vida, la rodocrosita inspira confianza en uno mismo, generosidad, espontaneidad y creatividad. Pero cuando hemos sufrido un trauma y estamos en un dolor emocional, su energía cambia a un enfoque integral en el amor y el consuelo. Evoca a la sabia, feroz y amorosa Diosa Madre para que nos sostenga y nos haga completos de nuevo. La rodocrosita es especialmente buena para cualquier persona que haya sido abusada, esté sufriendo un corazón roto, se sienta culpable por haber sobrevivido o luche de alguna otra manera con sentimientos de indignidad. La rodocrosita alivia suavemente el dolor y nos ayuda a trabajar con nuestras emociones complejas; recordándonos una y otra vez que somos amados, somos vistos y que estaremos bien.

La rodocrosita despierta nuestra mente y la llena de ideas y nos anima a ponernos a trabajar. Nos entusiasma por nuevos proyectos y nos mantiene comprometidos con las actividades en curso. La rodocrosita nos inspira a ser más curiosos, lo que a su vez hace que el trabajo y el estudio sean más agradables y que el tiempo pase más rápido. La rodocrosita también nos anima a ser más honestos y a no tender a la negación o la evasión, en particular en lo que respecta a problemas graves e incómodos. Es una piedra maravillosa para llevar a sesiones de terapia o para trabajar mientras procesamos el dolor del pasado/presente y los miedos por el futuro.