La aguamarina nos recuerda por qué amamos a las personas que amamos y a ser más conscientes y amables con ellas. Aporta una energía alegre y nos ayuda a cultivar una disposición feliz y pacífica. La aguamarina fomenta la moderación y puede ayudar a las personas prejuiciosas a volverse más tolerantes y compasivas. También puede enseñarnos a ser dueños de nuestras acciones y a responsabilizarnos de las situaciones que creamos para nosotros mismos y para los demás. La aguamarina puede ayudarnos a deshacernos del viejo “bagaje” y avanzar hacia un futuro mejor. También nos anima a hablar con diplomacia, para que se escuche nuestra propia verdad y podamos comprender verdaderamente la perspectiva y las necesidades de otras personas. La aguamarina nos ayuda a navegar a través de conversaciones complicadas y a crear soluciones beneficiosas para todos.

La aguamarina fomenta el amor por el aprendizaje y una curiosidad intelectual insaciable. Nos ayuda a digerir rápidamente la información y a encontrar las palabras para explicar a los demás lo que hemos entendido. Cuando nos enfrentamos a la complejidad, la aguamarina nos ayuda a estudiar con calma la situación para que podamos ver el panorama general, notar los pequeños detalles y descubrir cómo todo se interconecta. La aguamarina une la lógica con la intuición para que podamos utilizar todas las partes de nuestro cerebro para comprender mejor el mundo. La aguamarina nos anima a estar siempre preparados para poder afrontar con confianza lo que se nos presente. Aclara la confusión y nos anima a ser más organizados, tanto en el pensamiento como en la práctica. Nos ayuda a mantenernos centrados, ser honestos y permanecer persistentes ante las dificultades. Es un talismán fantástico para estudiantes e investigadores.